En 1917, la Cruz Roja Americana es la primera en abrir una oficina de filmación que produce documentales sobre sus actividades. El objetivo es mostrar cómo se desarrolla la acción humanitaria en el terreno, con el propósito de obtener el apoyo del público. Se ilustran así las conferencias, que son el principal instrumento de la propaganda humanitaria. Esas películas mudas se acompañan tradicionalmente con piano o las comenta durante la proyección un conferenciante, que invita luego a la asamblea a apoyar la acción de asistencia mediante sus donativos.
Aparecen al mismo tiempo los primeros servicios itinerantes de propaganda mediante películas. Gracias al lenguaje de las imágenes, el filme posibilita el encuentro con la población y la explicación, en forma didáctica, de las medidas de higiene necesarias para frenar la propagación de las enfermedades epidémicas que hacían estragos en esa época. Equipos compuestos por un operador, que a menudo hace las veces de chofer, y uno o dos conferenciantes, montados en camiones, y provistos de material cinematográfico portátil, recorren el territorio, deteniéndose en ciudades y pueblos para dar proyecciones animadas. A partir de 1918, se organizan iniciativas del mismo tipo en Estados Unidos, Francia, Polonia y Checoslovaquia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario