Una mirada a la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto armado mundial desarrollado entre 1914 y 1918. Originado en Europa por la rivalidad entre las potencias imperialistas, involucró por primera vez en la historia a más de la mitad del planeta. Antes de llegar la Segunda Guerra Mundial, esta conflagración era llamada la Gran Guerra o la Guerra de Guerras y había sido el conflicto mas sangriento de todos los tiempos.

Este blog fue creado por Lucas Ferreyra como trabajo práctico de la materia Historia, de 2do año Polimodal del Colegio Los Médanos, a pedido de la Prof. Cecilia Gómez Carrillo de Lascombes. Julio de 2007

6.7.07

Gases venenosos

Un ataque con cilindros de gas venenoso durante la Primera Guerra


El uso de gas venenoso en laPrimera Guerra Mundial fue una importante innovación militar. Esta guerra química se realizó con gases como el gas lacrimógeno, agentes incapacitantes como el gas mostaza y agentes letales como el fosgeno y fue uno de los principales elementos de la primera guerra total del siglo XX.

La capacidad letal del gas era limitada —solo el 3% de las muertes en combate fueron debidas al gas—, pero la proporción de bajas no letales fue alta, llegando el gas a ser uno de los factores más temidos entre los soldados. Al contrario que la mayoría de las armas de la época, fue posible desarrollar contramedidas efectivas para el gas. De ahí que en las fases finales de la guerra, aunque el uso del gas aumentó, en muchos casos su efectividad disminuyó. Debido al uso generalizado de la guerra química, además de los importantes avances en la fabricación de explosivos de alto orden (TNT y similares), a veces se ha calificado a la Primera Guerra Mundial como "la guerra de los químicos".


1914, gas lacrimógeno

Los primeros usos de agentes químicos como armas fueron en forma de irritante lacrimógeno, en lugar de venenos letales o incapacitantes. Aunque generalmente se cree que los gases se utilizaron por primera vez en la Primera Guerra Mundial, hay informaciones de que los Espartanos usaron gas sulfuroso en el siglo V aC.

Durante la Primera Guerra Mundial, los franceses fueron los primeros en emplear gas, utilizando granadas rellenas de gas lacrimógeno( bromuro de xililo) en agosto de 1914. Alemania respondió con la misma moneda en octubre de 1914, disparando obuses de fragmentación llenos de agentes químicos irritantes contra las posiciones francesas en Neuve Chapelle, aunque la concentración lograda era tan pequeña que apenas se percibió.

1915, uso a gran escala y gases letales.

Alemania fue la primera en hacer uso a gran escala del gas como arma. El 31 de Enero de 1915, se dispararon 18.000 obuses de artillería llenos de bromuro de xililo líquido (conocido como T-Stoff) sobre las posiciones rusas en el Río Rawka, al oeste de Varsovia, durante la Batalla de Bolimov.En lugar de vaporizarse, el producto se congeló, fallando estrepitosamente.

El cloro fue el primer agente letal que se empleó. El conglomerado de empresas químicas IG Farben producía cloro como subproducto de la fabricación de tintas. En cooperación con Fritz Haber, del Kaiser Wilhelm Institute de Química de Berlín, empezaron a desarrollar métodos para descargar cloro gaseoso contra las trincheras enemigas. El 22 de abril de 1915, el ejército alemán tenía 160 toneladas de cloro repartidas en 5.730 cilindros frente a Langermarck, al norte de Ypres, Bélgica. A las 17:00, con una ligera brisa del este, liberaron el gas, formando una nube verde grisácea que se desplazó hasta las posiciones de las tropas francesas, las que abandonaron sus trincheras creando una franja vacía de 7 km en las líneas aliadas. Sin embargo, la infantería alemana también temió el contacto con el gas, además de carecer de refuerzos, de manera que no consiguieron aprovechar la retirada enemiga antes de que llegaran refuerzos canadienses y británicos.

En lo que acabaría convirtiéndose en la Segunda Batalla de Ypres, los alemanes utilizaron gas en tres ocasiones más; el 24 de abril contra la Primera División de Infantería de Canadá, el 2 de mayo cerca de Mouse Trap Farm y el 5 de mayo contra los británicos en la Colina 60. A esas alturas ya existían defensas contra el gas; la British Official History afirmaba que en la Colina 60:

"murieron 90 hombres por envenenamiento por gas en las trincheras; de los 207 trasladados a las salas de vendaje, 46 murieron casi de inmediato y 12 tras largo sufrimiento."

El cloro era ineficiente como arma. Producía una nube verdosa claramente visible y un fuerte olor, facilitando su detección. Era soluble en agua, de manera que el sencillo recurso de cubrir la boca y la nariz con un paño húmedo, servía para reducir el impacto del gas. Se pensaba que era más efectivo usar orina en lugar de agua, ya que el amonio neutralizaría el cloro, pero no se sabía que el amonio y el cloro pueden producir gases tóxicos peligrosos. Se necesitaba una concentración de cloro de 1.000 partes por millón para que fuera letal destruyendo el tejido pulmonar. A pesar de sus limitaciones, el cloro fue un arma de disuasión muy efectiva, y la visión de una nube de gas aproximándose era una fuente continua de miedo entre la infantería.

Ataques británicos con gas

Los británicos expresaron su indignación ante el uso alemán de gas venenoso en Ypres, pero respondieron desarrollando su propia habilidad para la guerra química. El comandante del British II Corps, el teniente general Ferguson, dijo acerca del gas:

"Es una forma cobarde de hacer la guerra que ni yo ni ningún soldado inglés aprobamos. No podemos ganar esta guerra a menos que matemos o incapacitemos a más enemigos que ellos con nosotros, y si esto solo se puede conseguir copiando al enemigo en su elección de las armas, no debemos rehusar hacerlo."

Al final, el ejército británico optó por el uso del gas y organizó más ataques químicos que ningún otro contendiente. Esto se debió en parte a que los británicos pasaron más tiempo en la ofensiva durante los años finales. Además, los vientos predominantes en el Frente Occidental eran de poniente, lo que significaba que los británicos contaban con más frecuencia de condiciones favorables para liberar gas que los alemanes. El primer uso de gas por parte de los británicos fue en la Batalla de Loos, pero el intento resultó un desastre.


La infantería británica avanzando entre nubes de gas en la Batalla de Loos ,
el 25 de septiembre de 1915.

El agente utilizado fue el cloro, con nombre en clave "Estrella Roja", (150 toneladas dispuestas en 5.500 cilindros), dependiendo el ataque de un viento favorable. Sin embargo, el viento resultó inestable y el gas flotó en tierra de nadie, e incluso en algunos lugares, se desplazó hacia las trincheras británicas.

1915,Gases más mortíferos.

Las deficiencias del cloro quedaron superadas con la introducción del fosgeno, utilizado inicialmente por los franceses bajo la dirección del químico francésVíctor Grignard en 1915. Poco después, los alemanes, bajo la dirección del químico alemán Fritz Haber, lo añadieron en pequeñas cantidades al cloro para aumentar la toxicidad de éste.

El fosgeno era un agente letal muy potente, más mortífero que el cloro. Tenía una desventaja potencial: los síntomas derivados de la exposición al gas tardaban 24 horas o más en manifestarse, lo que hacía que las víctimas podían seguir combatiendo en un principio, pero significaba que las tropas aparentemente sanas, estarían incapacitadas por los efectos del gas al día siguiente.

A veces se utilizaba fosgeno solamente, por ser difícil de detectar, incoloro y con un olor comparable al "heno enmohecido". Sin embargo, es mucho más denso que el aire, y por eso solía mezclarse con un volumen igual de cloro, que con su menor densidad ayudaba a diseminarlo. Los aliados llamaban a esta combinación Estrella Blanca, por las marcas pintadas en las cápsulas que contenían la mezcla.

Durante el primer ataque de cloro/fosgeno combinado de los alemanes, lanzado contra las tropas británicas enNieltje, cerca de Ypres, el 19 de diciembre de 1915, se liberaron 88 toneladas de gas envasadas en cilindros, causando 1.069 bajas y 120 muertes. En enero de 1916, los británicos añadieron hexametilentetramina a la mezcla química del filtro de sus máscaras de gas como contramedida para el fosgeno.

1917, Gas Mostaza

El gas más infame y efectivo de la Primera Guerra Mundial fue el gas mostaza, un vesicante( sustancia que puede ser sólida, líquida o gaseosa que en contacto con la piel producen irritación y ampollas) introducido por los alemanes en julio de 1917 antes de la Tercera Batalla de Ypres. Conocido por los británicos como HS (o Hun Stuff), el gas mostaza no pretendía ser un agente letal (aunque lo era en altas dosis), sino que estaba diseñado para acosar e incapacitar al enemigo y contaminar el campo de batalla. Se disparaba dentro de proyectiles de artillería, y era más pesado que el aire. Se posaba en el suelo en forma de un líquido parecido al jerez y se evaporaba lentamente sin necesidad de luz solar.

La naturaleza contaminante del gas mostaza implicaba que no siempre era adecuado para apoyar un ataque, ya que la infantería de asalto quedaría expuesta al gas durante su avance.

El gas nunca volvió a tener un éxito tan dramático como el que tuvo el 22 de abril de 1915; sin embargo, se convirtió en un arma estándar que, combinada con la artillería convencional, se utilizaba para apoyar la mayoría de los ataques en las fases finales de la guerra. El Frente Occidental fue el escenario principal en el que se empleó el gas — el sistema de trincheras, estático y confinado, era ideal para lograr una concentración efectiva. Sin embargo, Alemania utilizó gas contra Rusia en el Frente Oriental, donde la falta de contramedidas efectivas daría como resultado la muerte de miles de soldados rusos.

Bajas

La contribución de las armas de gas al número total de bajas fue relativamente minoritaria. Las estadísticas británicas, mantenidas con precisión desde 1916, registran que solo el 3% de las bajas por gas fueron letales, el 2% supusieron una invalidez permanente y el 70% se recuperaron completamente para el servicio en menos de seis semanas. Todas las bajas por gas quedaban mentalmente afectadas tras la exposición, y el gas continuó siendo uno de los mayores miedos del soldado de primera línea.

La muerte por gas era especialmente terrible. De acuerdo con Denis Winter (Death's Men, 1978), una dosis letal de fosgeno producía al final una "respiración entrecortada y náuseas, el pulso hasta 120, una tez cenicienta y la secreción de cuatro pintas (2 litros) de líquido amarillo de los pulmones cada hora, de las 48 que duran los espasmos de ahogamiento".

Un destino típico de los expuestos al gas era la ceguera, de los que eran principal causa el gas lacrimógeno y el gas mostaza. Era un espectáculo frecuente ver líneas de soldados cegados, con la mano sobre el hombro del hombre que lo precedía, guiados por un vidente hasta la enfermería. Uno de los cuadros más famosos sobre la Primera Guerra Mundial, Gassed de John Singer Sargent, captura una de las escenas de bajas por gas mostaza que presenció en una enfermería de Le Bac-du-Sud, cerca de Arras, en julio de 1918.

Contramedidas

Ninguno de los contendientes de la Primera Guerra Mundial estaba preparado para la introducción de gas venenoso como arma. Una vez que apareció el gas, comenzó el desarrollo de protecciones contra él, y el proceso continuó durante buena parte de la guerra, produciendo una serie de máscaras de gas cada vez más efectivas.

El primer equipo oficial que se distribuyó era igualmente primitivo; una almohadilla, normalmente impregnada con un producto químico, atada sobre la parte inferior de la cara. Para proteger los ojos del gas lacrimógeno, los soldados fueron equipados con gafas protectoras.

Soldados británicos manejan una ametralladora Vickers provistos de cascos antigás PH con tubos de respiración.

Soldados británicos manejan una ametralladora Vickersprovistos de cascos antigás PH con tubos de respiración.

El siguiente avance fue la introducción del casco antigás — básicamente una bolsa sobre la cabeza. El tejido de la bolsa se impregnaba con un producto químico para neutralizar el gas — pero cuando llovía, el producto químico se mojaba y caía en los ojos del soldado. Al entrar en combate, normalmente los cascos antigás solían llevarse enrollados sobre la cabeza, y se desenrollaban y apretaban en el cuello cuando se daba alarma de gas. La primera versión

británica fue el casco Hypo, cuyo tejido se empapaba con hiposulfito de sodio (conocido popularmente como "hipo"). El casco antigás P británico, parcialmente efectivo contra el fosgeno que portaba toda la infantería en Loos, estaba impregnado con fenato hexamina. Se le añadió una boquilla de respiración para evitar la acumulación de dióxido de carbomo. El ayudante del Batallón 1/23, el Regimiento de Londres, recordaba así su experiencia con el casco P en Loos:

"Las gafas protectoras se empañaban rápidamente, y el aire entraba en cantidades tan sofocantemente pequeñas que demandaba un continuo ejercicio de fuerza de voluntad por parte de los portadores."

En enero de 1916 se distribuyó una versión modificada del casco P, el casco PH, impregnado adicionalmente con hexametilentramina para mejorar la protección contra el fosgeno

Infantería australiana con Small Box Respirators en Ypres, septiembre de 1917.
Infantería australiana con Small Box Respirators en Ypres, septiembre de 1917.

Los respiradores con caja autocontenidos representaron la culminación en el desarrollo de máscaras antigás durante la Primera Guerra Mundial. Los respiradores con caja utilizaban un diseño de dos piezas; una boquilla conectada mediante un tubo a una caja que hacía de filtro. La caja contenía gránulos de productos químicos que neutralizaban el gas, devolviendo aire limpio al portador. Al separar el filtro de la máscara se consiguió proporcionar un filtrado aparatoso pero efectivo. No obstante, la primera versión, conocida como "Large Box Respirator" (LBR, respirador de caja grande) o "Harrison's Tower", fue considerada como demasiado voluminosa — ya que era necesario cargar con la caja en la espalda. El LBR no tenía máscara, solo una boquilla y una pinza para la nariz; era necesario llevar unas gafas por separado. Siguió distribuyéndose entre los servidores de artillería, pero la infantería recibió el "Small Box Respirator" (SBR, respirador de caja pequeña).


No solo los humanos necesitaban protección contra el gas; los caballos y mulas, que eran los medios de transporte principales, también eran vulnerables al gas y necesitaban protección. Como nunca se utilizaban animales cerca del frente, la protección contra el gas solo se hizo necesaria cuando se adoptó la práctica de disparar proyectiles con gas a las zonas de retaguardia.

Para el gas mostaza, que no tenía que ser inhalado para provocar bajas, no se halló ninguna contramedida efectiva durante la guerra.

Se dice que los soldados canadienses habían encontrado una forma de minimizar los efectos del gas mostaza. Como el gas llegaba a los soldados con el viento que soplaba hacia ellos, comprendieron que minimizarían la exposición al gas si, en lugar de huir de él, corrían a través de él. Los franceses, por contra, cuando recibían un ataque de gas, huían, y por tanto estaban más tiempo rodeados de gas y sufrían mayor número de bajas.


El procedimiento de alerta de gas se convirtió en una rutina para el soldado del frente. Para alertar de un ataque de gas, se hacía sonar una campana, a menudo hecha con proyectiles de artillería usados. En las ruidosas baterías de cañones de asedio se utilizaban bocinas de aire comprimido, que se podían oír a 15 km de distancia. Se pegaban carteles en todos los accesos a una zona afectada, avisando a la gente para que tomara precauciones.

Sin embargo, la efectividad de todas las contramedidas es aparente. En 1915, cuando el gas venenoso era relativamente nuevo, menos de un 3% de las bajas por gas británicas murieron. En 1916, la proporción de muertes subió hasta el 17%. En 1918, el número volvió al 3%, aunque el número total de bajas por gas británicas era entonces nueve veces superior a los niveles de 1915.

Varias máscaras de gas empleadas en el Frente Occidental durante la guerra.

Varias máscaras de gas empleadas en el Frente Occidental durante la guerra.

Posguerra

Al final de la guerra, las armas químicas habían perdido gran parte de su efectividad contra las tropas bien entrenadas y equipadas. En aquel momento, una cuarta parte de los proyectiles de artillería que se disparaban contenían armas químicas, pero solo causaban un 3% de las bajas.

No obstante, durante los siguientes años varios países utilizaron armas químicas en distintas guerras, principalmente coloniales, donde contaban con ventajas en equipamiento sobre la otra.

La opinión pública se opuso en aquel entonces al uso de tales armas, lo que condujo al Protocolo de Ginebra, un tratado que prohibía el uso (pero no la acumulación) de armas bacteriológicas o de gas letal, que fue firmado en 1925 por la mayoría de los contendientes de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de los países que firmaron lo ratificaron unos cinco años después, aunque algunos tardaron mucho más. Brasil, Japón, Uruguay y Estados Unidos no lo hicieron hasta los años 70, y Nicaragua no lo ratificó hasta 1990.


1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Me gusta mucho la historia y por eso disfruto de leer y encontrar en internet diversos relatos. Por eso trato de realizar distintos informes y recopilar informacion diversa. Sin embargo los últimos días me tuve que alejar bastante de la historia por mas que me interese, sin embargo trato de aprender ecuaciones porque tengo que dar un examen