Una mirada a la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto armado mundial desarrollado entre 1914 y 1918. Originado en Europa por la rivalidad entre las potencias imperialistas, involucró por primera vez en la historia a más de la mitad del planeta. Antes de llegar la Segunda Guerra Mundial, esta conflagración era llamada la Gran Guerra o la Guerra de Guerras y había sido el conflicto mas sangriento de todos los tiempos.

Este blog fue creado por Lucas Ferreyra como trabajo práctico de la materia Historia, de 2do año Polimodal del Colegio Los Médanos, a pedido de la Prof. Cecilia Gómez Carrillo de Lascombes. Julio de 2007

6.8.07

Guerra, vida y muerte en las trincheras

Guerra de trincheras
La guerra de trincheras o guerra de posición es una forma de combate en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificacionescavadas en el suelo, y enfrentadas. La guerra de trincheras surgió a partir de una revolución en las armas de fuego y a un incremento en su poder, sin que hubiese al mismo tiempo un incremento en la movilidad y en las comunicaciones. Hubo periodos de guerra de trincheras en la Guerra Civil estadounidense (1861-1865) y en la guerra entre Rusia y Japón de 1904-1905, pero llegó a su punto máximo de brutalidad y muerte en el Frente Oeste de la Primera Guerra Mundial.

Imagen de una trinchera cerca de La Boisselle
durante la Batalla de Somme en julio de 1916.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los ejércitos se prepararon para un guerra breve, con tácticas y estrategias similares a las usadas en tiempos de Napoleón.

Sin embargo, en cuanto empezó la guerra, los alemanes y los aliados (principalmente los franceses y los británicos) pronto percibieron que con las armas modernas, cualquier lugar podía ser fácilmente defendido por un puñado de hombres de infantería. Como atacar frontalmente suponía una cantidad de pérdidas inaceptable, era esencial una operación de desborde por los flancos. Tras la Batalla de Aisne, en septiembre de 1914, se intentaron una serie de flanqueos, y ampliación de las líneas de defensa fortificadas para superar las del contrario, en lo que se conoció como la "carrera al mar". Los dos bandos cavaron lo que esencialmente era un par de trincheras desde la frontera suiza hasta el sur del Mar del Norte, en la costa de Bélgica. La guerra de trincheras prevaleció en el Frente Oeste desde el 16 de septriembre de 1914 hasta que los alemanes lanzaron su "Ofensiva de Primavera", Operación Michael, el 21 de marzo de 1918.

En el Frente Oeste, las pequeñas e improvisadas trincheras de los primeros meses pronto empezaron a crecer en profundidad y complejidad, creándose gradualmente vastas áreas defensivas interconectadas.

El espacio entre las trincheras se denominaba tierra de nadie y variaba en distancia en función del campo de batalla. En el Frente Oeste era habitualmente de 100 a 300 yardas (de 90 a 270 metros, y de sólo 30 yardas (27 metros) en algunos puntos.

Tras la retirada alemana hasta la línea Hindenburg en marzo de 1917, se estrechó hasta casi un kilómetro en algunos lugares. En la batalla de Gallípoli la distancia entre las trincheras se estrechó hasta sólo 15 metros de distancia, lo que provocó una incesante guerra de granadas. En el Frente Este y en Oriente Medio, las áreas a cubrir eran tan grandes y las distancias a los suministros eran tan amplias, que la guerra de trincheras no se llegó a practicar.

En los Alpes la guerra de trincheras llegó a extenderse hasta la tercera dimensión, en desniveles verticales y en lo más profundo de las montañas, hasta alturas de 3.900 metros sobre el nivel del mar. La gestión y los perfiles de las trincheras tuvieron que adaptarse al terreno escarpado, a las rocas y al clima. Algunos sistemas de trincheras se llegaron a construir en glaciares, por ejemplo, en la cadena montañosa italiana de los Dolomitas .


Dolomitas

Al poco tiempo de comenzar la guerra, la estrategia defensiva británica sugirió un sistema principal de trincheras de tres líneas paralelas con cada línea conectada por trincheras de comunicación. El punto en el que una trinchera de comunicación hacía intersección con la trinchera frontal era de una importancia crítica, y normalmente se encontraba fuertemente fortificado. La trinchera frontal tenía una guarnición ligera, y normalmente sólo estaba ocupada por las tropas de guardia al amanecer y al anochecer. Entre 70 y 100 yardas (entre 63 y 90 m) más alejada se encontraba la trinchera de apoyo (o "de viaje"), que sería a la que la guarnición retrocedería en el caso de que la trinchera frontal fuese bombardeada. Entre 300 y 500 yardas (entre 270 y 450 m) más atrás se encontraba la tercera trinchera de reserva, en donde las tropas de reserva se podían juntar para un contraataque si las trincheras frontales eran capturadas.

Este sistema defensivo pronto se volvió obsoleto, a medida que el poder de la artillería fue creciendo. Sin embargo, en algunos sectores del frente, la trinchera de apoyo se mantuvo como señuelo para atraer el fuego enemigo lejos de las líneas frontales y de reserva. Se encendían fuegos para hacerla parecer habitada, y los daños producidos por las bombas eran reparados inmediatamente.



Vista aérea de trincheras opuestas entre Loos y Hulluch, julio de 1917. Las trincheras alemanas son las situadas a la parte inferior derecha, las británicas están en la parte superior izquierda.

También se construían trincheras temporales. Cuando se planeaba un ataque a gran escala, se cavaban trincheras de reunión cerca de la trinchera frontal. Servían como refugio a las oleadas de tropas atacantes que seguirían a las primeras que dejaban la trinchera frontal. También se cavaban zanjas en dirección a la tierra de nadie con diversos propósitos, como conectar la trinchera frontal con un puesto de escucha cerca del enemigo, o servir de una zona de ataque avanzado para un ataque por sorpresa.

Primera división de Fusileros de Lancashire,
en una trinchera de comunicación cerca de Somme, 1916

Detrás del sistema frontal de trincheras había habitualmente al menos dos sistemas de trincheras preparados al menos parcialmente. Los alemanes a menudo preparaban múltiples sistemas de trincheras redundantes. En 1916, su frontal de Somme mostraba dos sistemas completos de trincheras, separados a un kilómetro el uno del otro, con un tercer sistema parcialmente completo otro kilómetro más atrás. Esta duplicidad hacía que fuese virtualmente imposible atravesar las fortificaciones. En el caso de que la sección del primer sistema de trincheras fuese capturado, se cavaría una trinchera para conectar el segundo sistema con la parte del primero que todavía estuviese bajo control.

Los alemanes crearon una especie de ciencia en cuanto al diseño y construcción de defensas. Utilizaban hormigón armado para construir puntos estratégicos, así como refugios profundos, ventilados y a prueba de bombas. Estaban más dispuestos que sus enemigos a hacer una retirada estratégica a una posición mejor preparada defensivamente. También fueron los primeros en aplicar el concepto de "defensa en profundidad", en donde las líneas frontales tenían cientos de metros de profundidad y contenían una serie de puestos de avanzada en lugar de una trinchera continua. Cada avanzada podía dar fuego de apoyo a sus vecinos, y si bien los atacantes tenían libertad de movimientos entre los puestos avanzados, estaban continuamente expuestos al fuego cruzado contra ellos. Los británicos acabaron adoptando un sistema parecido, pero estaba incompleto cuando los alemanes lanzaron su "Ofensiva de primavera" en 1918, y demostró ser desastrosamente inefectivo.

Vida en las trincheras

El tiempo que pasaba un soldado concreto en el frente era normalmente breve; desde un día hasta dos semanas antes de ser relevado. El Batallón 31 de las tropas australianas pasaron una vez 53 días en el frente en Villers Bretonneux, aunque eso era una rara excepción.

El tiempo que dedicaba al año un soldado británico se podía dividir de esta forma:

  • 15% línea del frente
  • 10% línea de apoyo
  • 30% línea de reserva
  • 20% resto
  • 25% otros (hospital, viajando, permisos, entrenamiento, etc.)

Incluso cuando estaban en el frente, el soldado normalmente solo era llamado a luchar un puñado de veces al año: realizando un ataque, defendiendo la posición o participando en una escaramuza. La frecuencia del combate sería mayor en el caso de las tropas de élite.

Algunos sectores del frente veían muy poca actividad a lo largo de la guerra, haciendo que su vida en las trincheras fuera comparativamente fácil. Otros sectores estaban en un estado permanente de actividad bélica. En el frente oeste, Ypres era siempre un infierno, especialmente para los británicos situados en el saliente. Sin embargo, los sectores más pacíficos también sumaban bajas diarias por disparos de francotiradores, artillería y gas. En los primeros seis meses de 1916, antes del ataque de la ofensiva del Somme, los británicos no se habían embarcado en ninguna batalla significativa en ese sector, y sin embargo habían sufrido 107.776 bajas.

Un sector del frente se asignaba al cuerpo de un ejército, que normalmente tenía tres divisiones. De estas, dos ocuparían sectores adyacentes en el frente, y la tercera estaría descansando en la retaguardia. Esto se replicaría a lo largo de la estructura del ejército de forma que en cada división de primera línea, que normalmente tenía tres brigadas de infantería, dos ocuparían el frente y una tercera estaría en reserva. Dentro de cada brigada en la línea del frente, que normalmente tenía cuatro batallones (regimientos en el caso de Alemania), dos estarían en el frente y dos en reserva. Y lo mismo ocurriría con las compañías y los pelotones. La rotación sería más frecuente en las divisiones más pequeñas de la estructura militar.

Chateau Wood, Ypres, 1917

Chateau Wood, Ypres, 1917

Durante el día, los francotiradores y los observadores de la artillería en globos hacían que el movimiento fuese peligroso, por lo que las trincheras estaban normalmente en silencio. Por ello, las trincheras estaban más activas durante la noche, cuando la cobertura de la oscuridad permitía el movimiento de las tropas y de los suministros, el mantenimiento y la expansión del alambre de espino y el sistema de trincheras, y el reconocimiento de las defensas enemigas. Los puntos de escucha en tierra de nadie intentaban detectar patrullas enemigas y partidas de trabajo, así como indicios de un posible ataque.

Se llevaban a cabo escaramuzas (pequeños ataques sin intención de capturar el terreno) con el fin de capturar prisioneros y "botín" (cartas y otros documentos con información sobre la unidad que ocupaba la trinchera opuesta). A medida que la guerra seguía adelante, estas escaramuzas se convirtieron en parte de la política general llevada a cabo por los británicos, con la intención de mantener el espíritu de lucha de las tropas, y para impedir a los alemanes ocupar la tierra de nadie. Ese dominio se consiguió a un coste muy alto, y los estudios británicos tras la guerra concluyeron que los beneficios probablemente no valieron el coste.

A comienzos de la guerra se preparaban estos pequeños ataques por sorpresa, particularmente lo hacían los canadienses, pero el incremento de la vigilancia hizo que la sorpresa fuese difícil a medida que la guerra avanzaba. En 1916, las operaciones eran ejercicios muy bien planeados, con armas combinadas, y que suponían la cooperación entre la infantería y la artillería. Comenzaría con un bombardeo intenso de la artillería con el fin de evacuar o matar a la guarnición de la trinchera del frente y cortar el alambre de espino. Luego se trasladaba el bombardeo, haciendo una especie de caja o cordón que impidiese un contraataque contra la infantería.

Muerte en las trincheras

Alrededor del 10% de los soldados murieron en batalla en laPrimera Guerra Mundial por la intensidad de la guerra de trincheras.. En comparación, el 5% murió en la Guerra de los Bóers y el 4,5% en la Segunda Guerra Mundial.

En el frente oeste, la cifra se elevaba al 12%, mientras que la proporción total de tropas que se convertían en bajas (muertos o heridos) era del 56%. Considerando que para cada hombre de infantería en la primera línea había unos 3 soldados de apoyo (artillería, suministros, médicos, etc.), era muy improbable que un soldado sobreviviese a la guerra sin haber recibido algún tipo de herida. Es más, muchos soldados fueron heridos varias veces en el curso del servicio.

Los servicios médicos eran primitivos, y los antibióticos todavía no se habían descubierto. Heridas relativamente pequeñas podían ser mortales por culpa de infecciones y gangrena. Los alemanes registraron que un 12% de las heridas en las piernas y un 23% de las de los brazos resultaban en la muerte del herido, principalmente por infección. Los norteamericanos registraron que el 44% de las bajas que desarrollaron gangrena terminaron muriendo. La mitad de los heridos en la cabeza murieron y sólo un 1% de los heridos en el abdomen sobrevivieron.

Tres cuartas partes de las heridas ocasionadas en la guerra procedieron del fuego de artillería. Las heridas de ese tipo eran normalmente más problemáticas que una herida de bala: la herida es menos limpia y tenía más probabilidades de infectarse. Esto triplicaba la probabilidad de muerte por herida en el pecho cuando la herida era de artillería. Además, la explosión de artillería también podía matar a través del traumatismo provocado por la onda expansiva. Por último, a las heridas físicas se añadían los daños psicológicos, siendo muy habitual el trstorno por estrés postraumático en el caso de personas que hubiesen soportado un bombardeo prolongado.

Como en otras muchas guerras, el principal asesino en la Primera Guerra Mundial eran las enfermedades. Las condiciones sanitarias de las trincheras eran muy pobres, y solía haber muchos casos de disentería, tifus y cólera. Muchos soldados sufrían problemas parasitarios y sus infecciones relacionadas. Además, otro caso habitual de muerte era por las bajas temperaturas, dado que dentro de las trincheras en invierno era muy habitual encontrarse bajo cero.

El enterramiento de un muerto era un lujo que ninguno de los bandos podía permitirse. Los cuerpos permanecían en tierra de nadie hasta que la línea del frente se desplazaba, y para entonces los cuerpos solían estar inidentificables. En algunos campos de batalla los cuerpos no se enterraron hasta después de la guerra, y en el frente oeste todavía siguen apareciendo restos en los campos en donde transcurrieron las batallas.

Transportando cuerpos, Passchendale, Agosto 1917

Transportando cuerpos, Passchendale, Agosto 1917


En varios momentos durante la guerra, sobre todo al principio, se organizaban vías oficiales para que se pudiesen recoger a los heridos de tierra de nadie y para poder enterrar a los cadáveres. Sin embargo, lo habitual era que los altos mandos no aprobasen ningún alto en la ofensiva por razones humanitarias, y por ello ordenaban a las tropas no permitir a nadie recoger los cuerpos en tierra de nadie. En cualquier caso, los soldados solían ignorar esta orden en las trincheras, porque sabían del beneficio mutuo que suponía permitir esas operaciones. Con ello, tan pronto como cesaban las hostilidades, salían partidas a recoger a los heridos, marcadas con banderas con una Cruz Roja, y a veces intercambiaban con los enemigos unos heridos por otros. Había ocasiones en las que este alto el fuego extraoficial se utilizaba para hacer un reconocimiento o reforzar una guarnición.



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